martes, mayo 08, 2007

Cuestión de osmosis

Tengo la sensación de que mi densidad ontológica es menor a la de la mayoría de las personas.
Qué quiere decir esto? Que desde siempre he tenido problemas con la gente sólida. O que tengo complejo de sombra, que ocasionalmente me he creído transparente, que en no pocas circunstancias me siento profundamente ignorada y que hay momentos en los que simplemente dejo de existir y oscuras siluetas se alimentan de mis restos.

Hay presencias que se imponen. Todos hemos conocido a lo largo de nuestra inevitable vida en sociedad buenos conversadores; personas de gran habilidad social; encantadores relatores de historias; interesados entrevistadores; espíritus eternamente festivos; ególatras obsesionados; monotemáticos anclados a letanías inmutables; bromistas elegantes, casuales y otros decididamente vulgares. En resumen, seres que atraen miradas, pensamientos, emociones. Seres que nos exigen la adopción de una posición hacia ellos.

Éstos son los seres que me parecen ontológicamente densos, cuya energía supera su propio espacio vital. Su naturaleza rebosante implica indefectiblemente la ocupación de un espacio que no es propio, lo que los hace imperialistas. Lo que, a su vez, significa que parte de su ser ocurre en seres vecinos de menor densidad ontológica.

Las consecuencias de esta colonización de ser dependen de la subjetiva recepción del ser ontológicamente menos denso. Seres que entre partícula y partícula constitutiva del ente albergan territorio en blanco, silencios, omisiones, opacidades y cuyos límites no resultan claros. En lugar de contrastar con el vacío, marcan una transición tan gradual que les amerita calificativos como “etéreos”, “livianos” o “sutiles”.

Balance cósmico o cuestión de osmosis. Globalmente se entiende perfectamente. Pero individual y celularmente puede vivirse como una experiencia de aniquilamiento.

Éste es mi escenario. Éste, mi recuento fragmentado. Existencia interrumpida por ciertas solideces que todavía me sacuden en espasmos. He estado en lugares llenos de gente sólida de la intimidante. Noches en las que, entre broma y broma, ha brillado un arma cortante o ha caído un mazo rotundo. El impacto ha quedado grabado en mi memoria como un relámpago blanco. Ante la incertidumbre, he llegado a retroceder unos pasos, mi pasividad esperando que la distancia me regale el dominio de la situación. Sin saber que, en realidad, no hay distancia, porque esos segundos han bastado para que las siluetas me rodeen y comiencen un baile frenético.

En cuestión de instantes, hay risas, estocadas, la muerte. Quedo en el piso tratando de convocar mi propia presencia. Es de otros ya. Hay que esperar a que se duerman. Sólo cuando caigan, cuando decidan irse, podré movilizar mi vacío hasta el próximo pasillo y reconstituir desde su alero los límites originales. Ellos, Vosotros, Nosotros. Él, Tú… Yo?

1 comentario:

Bárbara dijo...

I'm Nobody! Who Are You?
by Emily Dickinson.


I'm nobody! Who are you?
Are you nobody, too?
Then there's a pair of us - don't tell!
They'd advertise - you know!

How dreary to be somebody!
How public like a frog
To tell one's name the livelong day
To an admiring bog!

Amiga, no creas que porque no eres tan pública como una rana, tu luz es menos potente. TQM.